Si hay algo que caracteriza nuestra Semana Santa, además de las procesiones y el olor a incienso, son las deliciosas torrijas.

Durante estos días es habitual el consumo de postres y dulces, pero sin duda las torrijas son las más famosas, pasando su receta de generación en generación desde la Edad Media. Y es que ya en esa época se disfrutaba de su sabor. Por aquel entonces las llamaban  “torrère” que significa en latín tostar.

En la actualidad, consumimos las torrijas en la Semana Mayor, sin embargo, en sus orígenes su consumo específico era durante la Cuaresma.

Hace varios siglos, a lo largo de este periodo, que va desde el Miércoles de Ceniza al Domingo de Ramos, todos estaban obligados a cumplir los actos de sacrificio y penitencia: el ayuno y la abstinencia.

Durante el ayuno, se tomaba solo una comida principal al día, mientras que durante la abstinencia no se podía comer carne ningún viernes durante la Cuaresma.  Por el contrario, sí estaba permitido tomar pequeñas porciones de alimentos que se elaboraran con huevo, leche, harina o miel, para dar aporte energético, sobre todo a los trabajadores con largas jornadas laborales.

De esta forma nacieron los postres de Semana Santa y las torrijas, que además de dar aporte energético, saciaban y calmaban la ansiedad, convirtiéndose en los alimentos por excelencia de esta época del año.

Cierto es que hoy en día son pocas las personas que siguen la tradición del sacrificio y penitencia, sin embargo, todos nos dejamos llevar por el dulce olor de este dulce y probamos más de una durante la Semana de Pasión, ya seamos creyentes o no.

Hablando de torrijas, ¿has probado las que preparamos en Okay? No hay nada mejor que un café y una de nuestras torrijas mientras esperamos que pasen las procesiones por Carrera Oficial.